Había visto ya varios pacientes afectos.
Era cuestión de tiempo caer.
El viernes por la mañana , en la consulta, empecé con malestar, rinorrea, estornudos,...en tres o cuatro horas pasé de encontrarme bien al trancazo. Me fui a casa, a la cama. Un café, ibuprofeno y a dormir.
Tenía febrícula, estornudos, rinorrea (mocos), lagrimeo, tos, dolor de garganta y traqueal al toser, dolor muscular y torácico (sólo al movilizar caja, ergo era muscular también), malestar general, deposiciones algo blandas ....y lo más llamativo para mí, una sudoración fría profusa. Me cambiaba de pijama empapado con frecuencia.
Tenía que salir a por provisiones. Una ducha, un colacao y a la calle. Iba como un zombie mocoso y aturdido. En la tarde llegó la fiebre. La noche fue un no dormir.
Y lo peor, las dudas. Diletante entre tomar o no el antiviral, el Tamiflu. Su extensa literatura de posibles efectos secundarios me acojonaba. El miedo a una complicación respiratoria de la enfermedad también. Debía decidir en las primeras 48 horas.
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Todo el sábado a modo de onda-valle así estaba, mejor-peor en ciclos de 4-6 horas. Hacía mucho que no había tenido fiebre, y me encontraba francamente mal. Atontado (más de lo habitual, jeje), la nariz un grifo (ya sin clinex, pasé directamente a rollos de papel higiénico), notaba cualquier hilo de frío que me llegase, me desgarraba por dentro al toser (puto tabaco, juer), dormitaba, sudaba, desorientado en el tiempo, ...Tuve que salir a por más avituallamiento.
Estaba solo. La casa ya poblada de clinex usados, bricks vacíos de leche y zumos, platos y vasos sucios, ...alimentaban la sensación de situación crítica. Las palmaditas telefónicas de familia y amigos eran insuficientes. Temía la llegada de la noche. Es mal momento para estar enfermo. Y necesitaba mucho cariño.
Amaneció el domingo a modo de calma del mar tras la tormenta, y yo el barco que respira tranquilo. La enfermedad había hecho crisis. Ésto en medicina quiere decir que lo peor ya ha pasado y que comienza la recuperación. Fue como superar un mach en aviación. Casi un silencio de síntomas. Salvo tos y mocos, los demás habían cesado. Un alivio, físico, pero sobre todo psíquico. No tomaría el antiviral, había pasado lo peor. Ahora sólo a estar pendiente de las posibles complicaciones bacterianas tardías, contra las que el arsenal terapéutico es más musculoso.
Y como estoy contento, os dejo aquí el relato de la "crónica de una gripe anunciada".
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Post Entrada: igual me he precipitado, que ahora tengo sudoración y febrícula, ...pero bueno, me encuentro muchísimo mejor :)